Reto 01: Convergente

El día de hoy, el reto es:

#Convergente

Sal del edificio, escribe historias cortas y rápidas de 15 personas que veas pasar. Sube las historias en lo individual y escribe una que combine a todos los personajes de las historias anteriores. 


Historias cortas

1) Es su única clase y ya se le hizo tarde. Debe apresurar el paso. Tal vez llegue. Tal vez pueda pasar la materia. Un pequeño tramo más y estará allí.
De pronto se detiene, mira hacia atrás.
Su chamarra yace en el suelo. Regresa, la toma y corre a clase.
Pero cuando llega, la puerta está cerrada. La profesora ha entrado dos segundos atrás.
2) Bajo el sol, camina por el puente. Va sin prisa. Regresa a casa, pero nadie lo espera y así tendrán que transcurrir otros 5 años de carrera.
3)A LA CAPU, LA CAPU, LA CAPUUUUU.
La voz ronca predice el destino del siguiente camión. Oír a este oráculo de playera blanca y gorra roja parece un rito antes de subir. Ojalá hubiera alguien así que te gritara las direcciones de la vida misma. Tal vez así sabría(mos) que dirección tomar.
4)Ella, maquillada y bonita sentada en una banca, sorbe su bebida sin decir palabra. Él, sentado junto a ella, mirando al vacío, aburrido. ¿Primera cita… o última?
5) El policía del centro comercial toma las escaleras y se dirige al baño. Por un momento, bajará la guardia.
6)Un niño de 2 años juega a lanzar una moneda por los pasillos del centro comercial.
Su madre, molesta, lo reprende. Pero a él no le importa; hasta este momento, la moneda no tiene ningún valor que no sea el de jugar.
Para escribir las historias, acudí a una plaza comercial.Curiosa experiencia el escribir mis pensamientos, a menudo
pienso pequeñas historias sobre la gente que veo,pero no suelo ponerlas en papel. 

7)Una secretaria de 55 y un rockero de 40 caminan a la par. Ella lo toma del brazo; van hacia el cine y ven cualquier película, con tal de poder estar juntos sin ser juzgados.
8) Una chica, coleta larga, blusa morada, parada en la entrada de un local comercial grita la siguiente frase para atraer clientes:
“…”
Pero nada se escucha, su voz se pierde en el bullicio. Y ella nunca logra hablar de nuevo.
9)Un señor habla por teléfono dentro de un coche nuevo.
No sería tan raro si dicho coche no estuviera en medio del centro comercial porque es de muestra.
10)Una doctora choca con una escritora creativa en el pasillo central del centro comercial. Nada pasa, pero la escritora logra tener una historia donde ella es su propio personaje.
11) Una madre no tiene hijas. Sólo copias de sí misma en versión más joven. La prueba de esta teoría son la madre mayor y la madre menor que pasaron caminando a mi lado.
12) El policía vigila que la chica de la limpieza haga bien su trabajo. De algún modo, tengo la impresión de que eso no es lo que debería vigilar.
13) Un viejito duerme en la banca del centro comercial. Desde que le cortaron la señal de cable, no hay mejor ruido para dormir que el encontrado ahí.
14)Una niña mira fascinada a una iguana a través de la ventana. Cuando sus padres se distraen, la iguana le guiña el ojo y le sonríe.
15) Una chica bonita con bolsas gigantes de C & A sale del centro comercial, con dirección a casa. Los anuncios prometían felicidad, pero ella no la encuentra en ningún trozo de tela que le quede así de ceñido al cuerpo.

El área de comida fue un buen lugar para observar gente y pasar desapercibida.
Aunque algunas personas si se extrañaron al ver que las veía.
A lo mejor me les quede viendo como psicópata.
Realmente espero que no. 

EN BÚSQUEDA


Esta imagen es resultado de un collage de imágenes encontradas en google más un filtro. A mi parecer se ve decente, pero me pregunto que opinará alguien más.
Los padres nunca habían entendido la extraña obsesión de su hija con los reptiles. Lo cierto es que, a esta niña, los reptiles de vez en vez le guiñaban el ojo y le sonríen. Su reptil favorito, una iguana, pertenecía a una tienda de animales que vivía en un centro comercial relativamente cercano a su casa.
Todos los días, ella pasaba por allí para saludarla. La iguana a veces correspondía el saludo, a veces no, dependiendo de quién estuviera mirando.
El día de hoy había sido diferente. La iguana no estaba. Alarmada, la niña entró a preguntar. El encargado levanto los hombros. Le dijo:
-La iguana escapó.
Con una media sonrisa en el rostro. La niña frunció el ceño. Mira su reloj, al menos tiene un poco tiempo, así que sale corriendo de la tienda para buscarlo. Uno, dos, tres pasos y choca con una chica bonita, algo mayor, que lleva un par de bolsas gigantes de C & A.

-Perdona- le dice en voz baja- ¿Has visto alguna iguana por aquí?
La chica se queda atónita por un momento.
-No, lo siento.
-Bueno. Gracias.
La niña se levanta, se sacude un poco y se dirige al centro de la plaza. Allí, en una de las bancas, encuentra a un viejito. Lo toca levemente en el hombro, pero él no despierta. Lo zangolotea, pero el viejito no despierta e incluso ronca más fuerte. Ella mira a otro lado, buscando a quién preguntar. Divisa entonces a un policía.
- ¡Señor policía, señor policía! -Grita la niña desde lejos, corriendo hacia su dirección. Ella pensó que él sabría dónde estaba la iguana, pues su trabajo es precisamente, vigilar.

-Disculpe, señor policía…
Pero el policía no le prestó atención. Miraba el piso atentamente, señalando una y otra mancha.

-Aquí te falto, aquí también.
La chica de la limpieza, parada enfrente de él, estaba sudada y cansada. Había trapeado durante horas y hacia lo mejor por complacer al policía. Pero cada vez que limpiaba una mancha y miraba alrededor, se encontraba con otra nueva, que no estaba allí un segundo antes.
La niña, sintiéndose ignorada, vio a un par de gemelas pasar. Fue tras ellas.

-Disculpen, ¿han visto a una iguana?

Ellas voltearon. Una era una versión más joven de la otra. La niña vio a madre e hija, alternativamente, con caras de confusión y la negación.  Entonces, de reojo, vio una silueta verde.
Corrió tras ella, empujando en su camino a una doctora, que a la vez cayó sobre una chica que iba escribiendo en una pequeña hoja. Pasó frente al carro de muestra de la plaza, dentro del cual se encontraba un hombre hablando por celular.
Creyó verla entrar a una tienda de moda, en cuya puerta una chica gritaba las promociones y cuya voz se perdía entre el ruido de la plaza. Allí está, piensa casi segura, entra a la tienda y empieza a gatear por el piso. Busca con mirada felina a aquel reptil y en eso se encuentra cuando una moneda de dos pesos le pega en la cabeza. Enojada, la toma y mira hacia arriba.
Un niño de dos años le sonríe desde un ángulo superior y le quita la moneda. La mamá de dicho niño empieza a regañarlo por su acción, pero este hace caso omiso y sigue jugando a aventar la moneda por cualquier lugar.
La niña suspira, ha a aquella sombra verde.
Toma las escaleras eléctricas. Se encuentra a otro policía en ellas, pero este parece tener prisa. Lo pierde al llegar a la planta alta. Se queda mirando el tablón de películas a estrenar y mira a la amiga de su madre (secretaria, 55 años) ir del brazo con un tipo greñudo, de fachas y pulseras con picos ir a comprar entradas para el cine. Por un momento olvida su misión y sonríe con malicia, mientras anota en su lista mental contárselo a su madre al llegar a casa.
Cierto. Casa.
Suspira, mira su reloj. Ha pasado más de media hora en idas y venidas, debe irse a casa ya.
Recorre el camino hacia la salida. Mira a una pareja en una banca, y después de ver la cara de la chica, se siente un poco mejor. Al menos no es la única pasándola mal. Atraviesa la calle, pasa por la parada del camión.
LA CAPU, LA CAPU, LA CAPUUUUU…
Se tapa los oídos, como siempre que pasa ante este señor. En este momento sólo no tiene ganas de escucharlo. Cruza al puente. Delante de ella, ve a un muchacho yendo solo, con una pequeña jaula en la mano derecha y adentro, una mancha verde que se mueve.
Ella acelera el paso y mira fugazmente la jaula. La iguana voltea y le guiña el ojo, al mismo tiempo que sube su pata y hace una señal, como diciendo adiós. Ella sonríe. Al parecer, la iguana no había escapado en la forma que ella creyó.
Llega a casa, lista para recibir un regaño, pero más tranquila con su conciencia. Sin embargo, al abrir la puerta, sólo encuentra a su hermana viendo tv.
- ¿Y mamá?
-Tuvo una junta. Volverá al rato.
La niña respira aliviada.
-Bueno… ¿y tú que haces aquí?, ¿Qué no tenías clase?
Su hermana, una universitaria, deja de ver la TV y mira a su propia chamarra.
-Tenía.




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