El odiado


Estuve pensando bastante a quien escribirle la carta. Tuve varias personas en mente, suelo ser muy rencorosa, pero al final decidí escribirle la carta a mi peor enemigo, a ese que se mantiene cerca de mí día y noche, a esa parte de mí que odio y detesto, que quiero cambiar pero que a veces no puedo. Para poder hacerlo de una mejor forma, como si fuera alguien más, le llamare Melanie.
Nunca he pensado en hacerla reir, ya que normalmente soy bastante cortante con ese lado mío, así que vere qué me sale.

Aquí vamos.

Querida Melanie:

Hace muchos años que vivo contigo, podría decir que tanto años como años tiene mi vida. Eres todo lo incómodo, molesto y repulsivo que tengo en mi vida y mi ser, muchas veces he deseado eliminarte, pero sigues allí, como la mala hierba. He de decirte que a pesar de todo ello, me has dado momentos que no olvidaré y me has hecho madurar a los trancazos, por lo menos, por lo mucho que me has maltratado, ya no me le voy a dejar a nadie más y lo mandaré a volar muy lejos en cuanto trate de dañarme. También me has hecho darme cuenta de lo importante que es mi forma de pensar: cuando te adueñaste de mí, hace un par de años ya, me hiciste sentir de la verga: ni un taco de pastor con salsita amarilla vendido afuera del metro y consumido sin lavarme las manos, tomando agua de llave me hubiera hecho sentir tan mal. Todo aquello que lloré, ríos y ríos, todo aquello que sentí, la impotencia, el terror, ansiedad y ganas de dejar de existir, me volvieron lo que soy ahora: una idiota.
Pero una idiota más consciente.
A lo que me refiero es que al menos no estoy muerta.

También he de decir que tú eres la voz que escucho cuando veo a mi ex o tengo recuerdos de la secundaria; eres un grillito chirriante que no se calla, eres un maldito diario de mis inconsistencias y errores. Pero también de mis ocasiones felices. Sé que mayormente deseo tener la memoria como un pobre viejito para no recordar ni lo bueno ni lo malo, pero, a decir verdad, que bello me resulta recordar, tanto lo bueno como lo malo.
Qué pinche cabrona que eres Melanie, no tan solo eres la voz de mi memoria, si no también de mis pensamientos automáticos y de todo aquello que contesta mi mente o hace mi cara cuando alguien me empieza a poner verdaderamente de malas. Si el profe B me odia, es por tu culpa. ¿Recuerdas como es que le pusimos cara de fastidio cuando estaba hablando de su miserable vida?, ¿recuerdas cómo se enojó y nos dijo que no era justo que los “alumnos” pusieran su “pinche jeta” en su clase? Eso nos dio mucha risa, debo admitirlo. Y luego, cuando nos llamó a su cubículo para darnos calificación en su cubículo y nos preguntó que habíamos aprendido en su clase, tu le dijiste “No aprendí nada con usted”

¿Y su cara de incredulidad e impotencia ante no podernos reprobar por tener todos los requerimientos, pero no inclinarnos a lamerle las bo…tas? Qué perra, qué perra.
Todavía disfrutas cuando lo vemos de vez en cuando y nos pone mala cara. Piensas “Qué pinche enclenque pendejo”.

Tal vez interiormente te doy la razón. Es que sí lo es, hahahahaha.  

Pero a veces eres todo lo contrario a una pinche desvergonzada, y nos llenas la cabeza de pensamientos, nos vuelves una miedosa insegura. Pobre A, mi novio, tiene que lidiar contigo un montón del tiempo, cuando estás pregunte y pregunte si realmente nos quiere o que te sientes mal o que el mundo nos va a destrozar, y lo repites tanto que me pongo de tu parte y acabamos derrumbadas, en el piso, como un meme de “Déjalo, ya está muerto”.
O cada vez que tenemos una oportunidad de viajar o participar y empiezas a decirme todas las posibilidades de que vaya mal, de que nos lastimemos físicamente, de que nos asalten o asesinen, de que nos hieran emocionalmente o nos critiquen. Eres como un puto sombrero negro, tapando el sol cada día de playa.

Por otro lado, muchas veces me ahorras cometer estupideces, me haces reír cuando algun@s compañer@s hacen comentarios tan faltos de sentido que el inventor de la lógica se volvería a morir si los oyera o cuando una vez F llevo unos zapatos con luces y me dijiste “No sabía que el árbol de navidad también venía a clases”.
Eres sumamente cruel y sarcástica, posees un humor negro super podrido y ácido cual limón, piche culera. Hasta puedes ser brutalmente honesta si sabes que eso te dará risa.
Sin embargo, creo que esas partes de mí (de ti) les agradan mucho a varias personas. A nuestra mejor amiga P le da mucha gracia y a M, J y A les da mucha gracia que salgas a decir cualquier comentario. O sea, es que, si son graciosos, pero a veces rayas en lo xenofóbico, psicópata o clasista y así no se puede, ya contrólate wey.
Y es que después de ser así, me haces sentir una culpa tal que siento que necesito una pala para cavar un hoyo y esconderme, que me trague la tierra, Cthulhu, Diosito o quien sea.Es tan angustioso el pensar cosas de esa índole y luego pensar en todas esas personas de las que te burlas, a veces en voz alta, haciendo que otras personas lo encuentren divertido. No ayudas, pero sí que jodes.

Hablando de culpa, ahora que lo pienso también eres una pervertida, eres el lado que siempre ve a los hombres como presas y que los patearía si le da la gana. Te encanta decir albures y pensar las cosas retorcida y libidinosamente, además de fantasear en lencería y situaciones peligrosas. Cómo quisiera esconderte y guardarte, que te calles, pero sales en cada momento inoportuno… A veces creo que eres tú la que aumenta mi atractivo, porque mi cara y personalidad son más aburridas que una pared secándose durante horas.

Además, aunque siempre a mi favor, te brincas o rompes las reglas. ¿Qué vayan al informe del rector? No, gracias. ¿Qué vamos a una fiesta? Nah, qué hueva. ¿Qué hagas esto o lo otro? Nos podemos escapar, aquí está el plan para que no haya problemas. Eres mentirosa cuando es conveniente y usarás a las personas si es necesario, sabes que los favores se pagan con otros favores y no te meterás con quien creas que no te convenga. Eres jodidamente astuta y sabes volverte invisible si es lo que necesitas.
Luego de esta descripción Melanie, me pregunto que opinarás tú de mí. Al menos creo que te he hecho (nos he hecho) reír durante esta carta y he aprendido a reconocerte, aunque no a odiarte un poco menos con cada una de tus características. Espero que cambies (aunque sé, de todo corazón, que no lo harás) y que me dejes vivir en paz (¿O al menos…un poco menos emproblemada conmigo misma y con el mundo?). Pensándolo mejor, te pediría de corazón que desaparecieras, pero como sé que tampoco lo harás, te pido que hagas una alianza conmigo y que usemos lo tuyo y lo mío para sobrevivir. Después de todo, solo nos tenemos a nosotras (es decir, solo me tengo a mí).

No me despido, porque estaré contigo hasta el final, pero si te digo que aquí termina mi primera carta hacia ti.

Con odio hacia ti, pero aceptando que existes y eres parte del ente llamado Dayanna, del cual yo también soy parte.
Day

PD. Me pregunto si esta carta se oye pasivo-agresiva o un poco loca. Probablemente un poco de ambas.


Comentarios

Entradas populares